jueves, 24 de mayo de 2012

Al escenario principal de unos 2.000 metros cuadrados subirán, entre otros, Metallica y Evanescence, Limp Bizkit, Linkin Park y los Smashing Pumpkins, pero también Lenny Kravitz, Maroon 5, Stevie Wonder, Bryan Adams, Joss Stone y Bruce Springsteen.
La edición 2012 de Rock in Río se inaugura mañana viernes en Lisboa, pero los organizadores del legendario festival musical tienen la mira puesta en un futuro un poco más lejano, cuando se lanzarán a la "conquista" del mundo.

Dentro de dos años Rock in Río quiere expandirse más allá del mundo latino (hasta ahora se celebró en Brasil, Portugal y España), y en 2014, cuando se cumplirán 29 años de su "nacimiento", planea llevar su magia a Alemania, más precisamente a Berlin.

"Ya visitamos algunos lugares para realizar el evento en Berlin, y llevamos a cabo algunas conversaciones, está todo bien encaminado y creemos que en 2014 podremos estar en Alemania, o a más tardar en 2015", dijo a dpa la vicepresidenta del evento, Roberta Medina.

Pero primero está Lisboa: en la "ciudad del rock" situada en el Parque Bela Vista, en el noreste de la capital portuguesa, se darán cita entre el 25 de mayo y el 3 de junio muchos de los exponentes más célebres de la música internacional.

Al escenario principal de unos 2.000 metros cuadrados subirán, entre otros, Metallica y Evanescence, Limp Bizkit, Linkin Park y los Smashing Pumpkins, pero también Lenny Kravitz, Maroon 5, Stevie Wonder, Bryan Adams, Joss Stone y Bruce Springsteen.

Se espera que cada uno del total de cinco días asistan 90.000 personas. Para varias de las jornadas, las entradas ya están casi agotadas.

Después, el festival -que tuvo su primera edición en el ya lejano 1985 en Río de Janeiro- se mudará a Madrid, dónde entre el 30 de junio y el 7 de julio habrá otros cuatro días de espectáculo.

"En septiembre y octubre de 2013 estaremos de nuevo en Río de Janeiro y por primera vez en Argentina. Y esperamos que en 2014 sea Berlín", apunta Medina.

Esta joven empresaria de 34 años, hija del fundador de Rock in Río, Roberto Medina, contó que Colombia tenía muchas ganas de ser sede del festival, para mostrar un país "más moderno, más preparado y más seguro".

Sin embargo, a pesar del esfuerzo del gobierno colombiano, la iniciativa fracasó debido a la debilidad del mercado publicitario en ese país sudamericano.

"Una pena, pero el éxito de Rock in Río depende 50 por ciento de la venta de ingresos y 50 por ciento de los patrocinadores y el apoyo de publicitarios locales, ese factor no estaba dado", explica.

Para explicar todos los factores que juegan un papel a la hora de organizar un evento de este tipo, Medina cuenta que la "candidatura" de Londres tuvo que "ser puesta en standby por ahora" porque no existen terrenos adecuados cerca de la capital de Reino Unido.

Asimismo, presentó dificultades el hecho del gran consumo de alcohol al que están habituados los ingleses en festivales de música, "que está por encima de nuestros niveles", dijo la empresaria.

Pero Reino Unido y Colombia no son los únicos interesados. "Tenemos una cantidad enorme de pedidos y visitas de delegaciones, representantes de gobiernos, promotores, por ejemplo de Rusia, Sudáfrica, Marruecos", cuenta la vicepresidente ejecutiva.

Medina reveló que Rock in Río quiere tener como escenario al menos un total de seis ciudades, que recibirían el festival cada una cada dos años.

Asia, China más precisamente, está en los planes, y el "sueño final" es aterrizar en los Estados Unidos, el mercado "más difícil de todos".

Asimismo, para convertirse en una marca mundial "independientemente de donde tengan lugar los festivales", Rock in Río lanza este año en Río de Janeiro un musical que luego irá de gira a Sao Paulo, Buenos Aires, Lisboa, Madrid y otras ciudades.

También se lanzó un "cómic". Y como si todo esto fuera poco, se está evaluando la posibilidad de realizar una exposición itinerante sobre la historia de la música y de entrar también en el mundo de la moda.

"Ya somos el mayor evento de música y entretenimiento del mundo, ahora queremos ser también la mayor marca de música del mundo", dice Roberta sumamente decidida.

Para este ambicioso proyecto, los Medina cuentan ahora con el apoyo del hombre más rico de Brasil, Eike Batista, empresario que compró hace pocos días el 50 por ciento de la marca.

El hecho de que en tiempos de crisis, sobre todo en Portugal y España, Rock in Río "apriete el acelerador" puede parecer sorprendente. Pero Roberta lo explica: "Nosotros venimos de un país que estaba siempre en crisis (Brasil), estamos acostumbrados. En tiempos de crisis, hay que ser creativo, innovar, acelerar, sino uno se cae al precipicio".

Según un estudio, en 2008 Rock in Río Lisboa causó un impacto positivo de 63 millones de euros para la economía de Portugal. Este año, dio trabajo en la preparación del evento a 8.000 personas.

La relación de Roberta con la música, paradójicamente, no es de "superfanática", como ella misma aclara. "No tengo conocimientos, no entiendo de sonidos y notas, pero si del espíritu que la música pasa, la emoción que provoca, la energía que trae".

Aprendió a tocar piano cuando era muy pequeña, para tocar "Somewhere in Time" para su padre. Pero se cansó rápido. "Que aburrido, pensé en aquel entonces. Aprendí a tocar la música y dejé el piano".

Hoy en día, le gusta tocar la batería. Pero toca encerrada en el garaje de su casa en el balneario de Estoril, unos 25 kilómetros al oeste de Lisboa. "Si no, me matan en casa", dice refiriéndose a su esposo.

Para fortuna de los visitantes del Rock in Río en Lisboa, Roberta no subirá al escenario. Pero estará presenciando gran parte del espectáculo. "Sin música, la vida sería muy extraña, muy triste", asegura.

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